La verdad de la motivación
- Pablo Eduardo Vargas
- 28 may
- 2 Min. de lectura
Pablo Eduardo Vargas
Durante más de quince años de trayectoria como consultor en investigación de mercados, he tenido el privilegio de trabajar con todo tipo de empresas en Panamá: desde grandes transnacionales hasta negocios familiares con décadas de historia. En ese camino, he descubierto que los datos son útiles, pero las personas son decisivas. Y es precisamente ahí donde el libro Drive: The Surprising Truth About What Motivates Us de Daniel H. Pink se convirtió en una brújula.

Pink sostiene que lo que realmente nos impulsa en el siglo XXI ya no es la vieja fórmula del “palo y la zanahoria”, sino tres motores internos: autonomía, maestría y propósito. Y créanme, lo he visto una y otra vez en las dinámicas de empresas locales.
1. Autonomía: Querer tener el control
En equipos comerciales o de atención al cliente, cuando los líderes permiten cierto margen de decisión —aunque sea mínimo—, se activa la creatividad y mejora el compromiso. Las empresas que microgestionan tienden a apagar la iniciativa y generar rotación.
2. Maestría: El deseo de mejorar
He trabajado con marcas que invierten en capacitación constante, no como un requisito, sino como una oportunidad de crecimiento. Esas empresas tienen colaboradores que se sienten orgullosos de volverse expertos, y eso se refleja en los resultados de satisfacción del cliente.
3. Propósito: Sentir que lo que hacemos importa
Uno de los hallazgos más reveladores en estudios cualitativos es cómo los empleados valoran trabajar en empresas con una causa clara. Ya sea apoyar a la comunidad, innovar en sostenibilidad o brindar acceso a la educación, tener un "para qué" transforma el clima laboral.
¿Qué tiene que ver esto con el mercado?
La cultura interna de una empresa se proyecta en la experiencia del cliente. Lo que los empleados sienten se filtra en cómo atienden, cómo venden y cómo representan la marca. Y eso, desde la mirada del mercado, es más valioso que cualquier campaña publicitaria.
Pink no es un gurú más: es un traductor de lo que la ciencia del comportamiento ha estado diciéndonos por décadas. Como psicólogo, me apasiona observar cómo la motivación genuina transforma a los equipos de trabajo, especialmente cuando se enfrentan a desafíos tan delicados como llevar a cabo investigaciones dentro de la empresa. Estas tareas requieren más que técnica: exigen compromiso, enfoque y una conexión real con el propósito del trabajo. Lo valioso de Drive es que ofrece una guía clara y aplicable para líderes que desean cultivar esa motivación profunda y sostenida en sus equipos.
En conclusión
Motivar no es controlar ni empujar. Es crear un entorno donde las personas quieran contribuir porque sienten que tienen autonomía, están creciendo y hacen algo que vale la pena. Y cuando eso ocurre, no solo se mejora el clima laboral: se impulsa la innovación, la fidelidad del cliente y el crecimiento sostenible.
Si eres líder, emprendedor o simplemente te interesa el comportamiento humano en los negocios, dale una oportunidad a Drive. Y si ya lo leíste, pregúntate: ¿qué estoy haciendo hoy para que mi equipo sienta autonomía, maestría y propósito?
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